Repensar el mundo antiguo

Es un dicho popular que “Grecia es la cuna de la civilización occidental”. Esta idea sobre Grecia ha generado una percepción hacia esta como el lugar que heredará los saberes que componen el mundo civilizado occidental, que a su vez dará origen a las potencias mundiales cuyos modos han construido la regla con la que las demás poblaciones del mundo se han de medir. Esta forma de pensar el mundo es llamada eurocentrismo, que ubica a Europa en el lugar del modelo a seguir y divide el mundo en dos: Europa y el mundo restante. Para pensar esta narrativa Edward Said nos proporciona el concepto orientalismo, que nos es útil para cuestionar nuestros pensamientos y repensar nuestras investigaciones.
Orientalismo es definido por Said como una proyección de Oriente sobre Occidente, en la medida que Occidente se define en contraposición a Oriente, hacer parte de Occidente implica excluir vínculos con Oriente. En tanto entidades geográficas como culturales, oriente y occidente son una creación del hombre. En ese sentido, si seguimos la línea de pensamiento que ubica a Grecia como “la cuna de la civilización occidental”, estaríamos suprimiendo cualquier vínculo entre Grecia y oriente. En respuesta a este supuesto, el académico Martin Bernal en su libro Atenea Negra rastrea los vínculos que han compartido Grecia y Oriente para cuestionar ese supuesto eurocéntrico.
Bernal explica las diferentes versiones de los orígenes de Grecia a partir de tres narrativas: el modelo antiguo, el modelo ario y el modelo antiguo revisado. El modelo antiguo, que ubica a los griegos de los periodos clásicos y helenísticos, muestra la cultura griega como resultado de la colonización de egipcios y fenicios 1500 A. C. Por el contrario, el modelo ario –que no se desarrolló hasta la primera mitad del siglo XIX−, rechaza el vínculo entre los griegos y los egipcios y fenicios. Según la versión aria, una invasión procedente del norte fue la que marcó el desarrollo de Grecia. De esta forma se crea una narrativa en la que los griegos figuran como herederos de los helenos y se posicionan como parte de la cultura indoeuropea a causa de su colonización a los nativos. Bernal ubica su posición en la versión que propone el modelo antiguo revisado, que reconoce un vínculo con oriente a través de los egipcios y fenicios, además de un proceso de colonización de otros lugares del Mediterráneo oriental.
Ambos autores hacen reflexiones teórico-metodológicas para pensar las cuestiones de poder detrás de la narrativa de Occidente vs Oriente. Said piensa en el conocimiento científico como una herramienta de poder para legitimar una narrativa que sitúe a Oriente en necesidad de ser dominado por Occidente. Bernal piensa que es peligroso no poner en cuestión las premisas con las que se ha narrado esa historia de dominación, y sugiere a los futuros investigadores escepticismo hacia la historia oficial, resumida en la frase popular que se encuentra al inicio de este escrito.
Bernal explica que los territorios que consideramos como Egipto y China fueron culturas clasificadas como prehistóricas en función de desmeritarlas para justificar la narrativa de que fueron las razas árida y semita –en calidad de razas superiores− las que se formaron la civilización occidental encima de las dos culturas anteriormente señaladas, pues la idea de que Grecia fuera producto de una mezcla de herencias europeos indígenas y colonizadores africanos y semitas resultaba indeseable en el contexto del movimiento romántico, que considera a Grecia como la cuna europea de la civilización occidental

Las propuestas tanto de Said como Bernal están de acuerdo en que la idea de Grecia como madre de la civilización occidental hace parte de una narrativa que busca implantar una jerarquía entre las personas que componen los diferentes territorios del mundo, según el continente en el que nacieron, el idioma que hablan, su herencia cultural, política, biológica, es decir, la historia que los ha formado. Tanto el eurocentrismo como el orientalismo son más valiosos como lentes para pensar el poder europeo sobre oriente que como discurso verídico sobre oriente y occidente. 

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